El hígado es el encargado de metabolizar todo lo que ingerimos, por ello en muchas ocasiones se ve afectado por los efectos tóxicos del alcohol e incluso de determinados medicamentos. Para ayudarnos a protegerlo y a regenerar sus células podemos contar con la inestimable ayuda del cardo mariano.
Un poco de historia…
El cardo mariano es natural de Europa y tiene una larga historia de uso como alimento y medicina. Aparece mencionado en numerosos trabajos escritos por prestigiosos médicos de la antigüedad como Dioscórides o Plinio el viejo.
Las semillas y hojas de cardo mariano han sido utilizadas con diferentes fines medicinales, como por ejemplo, el tratamiento de la ictericia y de la escasez de leche materna.
Pero no sólo es apreciada por sus virtudes medicinales; en muchos países europeos se cultivaban en los jardines para utilizar sus hojas como lechuga (después de cortar sus espinas), los tallos como espárragos y las semillas tostadas como café.
La historia y la eficacia clínica del cardo mariano impresionaron tanto a investigadores alemanes de los años 60, que comenzaron a examinar sus componentes activos, dando como resultado, la aprobación por parte de la Comisión E de Alemania, de un extracto estandarizado oral de cardo mariano que contenía un 70% de silimarina, como tratamiento de las enfermedades hepáticas.